Levántate, ponte guapa tan solo para joder al que pudo tenerte y no te
tiene, para sorprender a los que te conocen y, por qué no, a los que no
te conocen también. Cuando te veas fea, arréglalo con kilos de
maquillaje. Listo. Y siéntete la mejor de todas. Cuando haya un rumor
sobre ti, sea verdad o no, ve con la cabeza bien alta siempre. No mires a
aquel que no se lo merezca, fíjate en detalles pero no te obsesiones
con las señales. Infórmate de todo lo que pasa para después, cuando te
pregunten, hacerte la sorprendida; sólo tú sabes que eres una cotilla.
¿Qué? Perdona, no te he oído. Es que, a palabras necias, oídos sordos. Y
a los capullos, ni el oído, ni la palabra, ni la mirada siquiera. 0.
Que os jodan. Reconoce tus errores, demuestra que te arrepientes,
aprende de ellos. Y con eso, no tendrás ni que mencionar la palabra
“perdón”. ¿Por ocultar? Ocúltalo todo; miente, niega, invéntate,
trasgiversa. Pero sólo de tus asuntos; de los de los demás, que se
encarguen ellos. ¿Por los amigos verdaderos? Da todo, miente, arriesga,
engaña, perdona, ayuda, escucha, habla, calla, ríe, llora. Y ellos lo
harán por ti. Si no lo hacen, sabes lo que tienes que hacer, ¿no? la
chupan. Escucha música todas las noches delante del espejo, baila, salta
como si tú fueras la protagonista de ese concierto en el que están
todas las personas a las que quieres y a las que odias también, tu
novio, tus pretendientes y tus ex. Come helado, mánchate, sé feliz en la
calle, en tu casa, en el colegio, en las tiendas, en el médico. Esquiva
tus obstáculos con serenidad. Pasa de problemas. Monta en globo,
escribe un libro sobre tu vida . Porque tú no criticas, sólo dices la verdad sobre los
defectos de ciertas personas. Sé fuerte, olvida, ama, sufre, olvida, y
ama otra vez. Porque la vida es así; tropiezas, levantas, y vuelves a
tropezar. Pero te vuelves a levantar.
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